11. Innumerables enigmas
Los sentidos se agudizan, y con ellos las habilidades. El cuerpo cultiva memorias que nos impulsan a dialogar con contextos determinados; algunas se anidan en tabúes. Cultivar esta tierra, este contexto que es nuestro propio cuerpo, es cuidar nuestro lugar íntimo de encuentros sensibles, es amarnos.
El ser humano ignora los secretos que guarda su cuerpo, un infinito de memorias en potencia que escapan a la imaginación, superando todo lenguaje. Modos de pensamiento no intelectuales duermen en la intuición y la sensibilidad, tan despreciadas y ridiculizadas por miedo a lo desconocido.
A menudo hemos proyectado los enigmas del interior hacia el exterior, en metáforas, cuentos y leyendas que nos han hecho soñar con posibles inalcanzables. Ingenuo, sigo creyendo en ellos por el placer de encontrar lo que esconden las palabras, por el placer de construir, a través de mis experiencias, mi propia verdad, subjetiva y coherente. Interrogo al cuerpo, que me revela evidencias.
Para no olvidar: Altera los mundos que se cruzan, humano, semilla de caos, y cuestiona todo a tu paso, incluso tu reflejo, para recuperar de nuevo tu memoria.
11. Innumerables enigmas