5. El valor se crea.
Valorar es un verbo, una acción donde el sujeto que dice "yo" da valor a las cosas que lo rodean, un acto subjetivo que nace de las experiencias vividas y asume su propia síntesis. Conocer el valor de ciertos gestos o cosas no es algo obvio, ya que todo cambia dependiendo de quien lo percibe. Valorar es recordar un encuentro, es la memoria de una intención que se expuso íntimamente a lo que no conocía, y que, en ese lugar inestable que es la inconsciencia, comprendió, con curiosidad, la complejidad de un gesto simple que escondía un gran valor por revelar.
Existe una gran diferencia con aprender los valores preestablecidos. Estos valores se consideran los bienes de una cultura que, a través de sus acuerdos, forma una comunidad. Y estos acuerdos se consideran generalmente como objetivos y superiores a los demás, creando identidades cerradas que se convierten en jueces de los desviados.
El cuerpo es un lugar de gran fertilidad que cruza sensibilidades y técnicas, y donde las experiencias que atraviesa trazan conexiones en la mente consciente. Estas huellas forman cruces que desencadenan evidencias y pulen el prisma a través del cual sentimos nuestro mundo. Nuestra interacción con este prisma decanta de nuestras experiencias y, por lo tanto, atreverse a hacer, a intentar, a fallar es un medio de aprendizaje privilegiado.
Para no olvidar: "Se protege lo que se ama, y se ama lo que se conoce"
5. El valor se crea.