6. Asumir el garabato.
Asumir el garabato como un intento en nuestra vida diaria ayuda a crear un conocimiento emancipador, a cultivar los impulsos que nacen de las necesidades internas, en constante descubrimiento, y a observar los pesos de nuestra subjetividad. Esta estimulación genera un desorden necesario para alimentar un gesto colectivo, elabora una dinámica autónoma que le insufla novedad al colectivo que somos. A través de estos garabatos exploramos el caos orgánico de la vida, que es el nuestro, un impulso que observa sus diferencias y particularidades como un llamado, una botella al mar lejos de signos o síntomas que interpretar. Es un "porque sí" asumido, que da valor a nuestras preguntas, que construye un lenguaje propio y hace que nuestras búsquedas sean indispensables.
El conocimiento que se desprende de esta práctica situada nace de un posicionamiento crítico sobre la realidad que percibimos, ya que es la que recreamos al poner a prueba nuestras referencias. Actuamos sobre la coherencia organizadaque nos caracteriza, y la compartimos alterando a su vez el mundo que nos rodea. De esta manera, observamos cómo esta coherencia se cuestiona a sí misma, gracias a nuestra conciencia que nos hace testigos de nuestra propia vida, una masa luminosa que se observa y se perfecciona por la experiencia. En este método, constantemente susceptible de auto-alteración, nos volvemos cada vez más sensibles a los estados que atravesamos y nos permitimos asumir una posición sin tener que ocultar nuestros cambios detrás de una identidad fija. Por el contrario, este intento nos permite compartir nuestras particularidades, aunque sean problemáticas, porque están abiertas a los cambios.
Para no olvidar: o sueñas sin cuerpo o sueñas lúcido.
"Que trazar pueda ser una falla en este 'orden' llamado simbólico, una fisura donde algo de nosotros puede encontrarse como por inadvertencia, es lo que se iniciaba, y completamente a mis espaldas, en aquella clase de antes de la guerra". -F. Deligny-
6. Asumir el garabato